Dios, si existes, ayúdame
Le pidió Salvador Romero al Señor, siendo joven y metido en el mundo de la droga, que si existía, le salvase. El Señor le escuchó y le sanó. Le eligió y le regaló compartir su ministerio sacerdotal. Hoy, el padre Salvador, nos comparte su testimonio. (link: gloria.tv)
Testimonio del P. Manuel Azabal
Queridos hermanos
Escribo en el día y, casi a la hora exacta, en que hace 52 años, fui ordenado sacerdote en la Catedral de Milán, por el que pocos días después sería Pablo VI. Gracias por vuestro recuerdo y, sobre todo, por vuestras oraciones, que falta me hacen.
¡Cuántas gracias tengo que dar a Dios y a Jesucristo, mi Señor, por estos años! ¡Cuántas peripecias, de todo tipo, han pasado en estos largos años! ¡Cuántas gracias debo dar al Padre por la Renovación Carismática! Hace cuarenta y muchos años que la conocí. A Dios, por medio de ella le debo, sin duda alguna, mi perseverancia. Muchos estudios en Sigüenza y, sobre todo, en Italia. Pero la Vida práctica y salvadora se la debo a la Renovación.
¿Por qué soy sacerdote?
¿Y por qué no? Esta ha sido una pregunta que me ha ido acompañando gran parte de mi vida. ¿Por qué no? Siempre he visto a sacerdotes celebrar misa, acompañar a familias en sus dificultades y en sus alegrías. He visto a sacerdotes entregar su vida por gente que no conocían o que acababan de conocer. Los sacerdotes que vi durante mi infancia me enseñaron a vivir. Yo iba a misa sobre todo porque en la homilía el sacerdote me daba consejos, pistas para ser mejor, ser feliz, vivir la vida con alegría. Siempre que me acercaba a un sacerdote era un momento de consuelo y esperanza. Mi vida no está perdida muy a pesar de mi gran pecado, debilidades y miserias. Es más me animaban a compartir con ellos su ministerio, su vocación, su misión.
Durante mi adolescencia en México el Señor me llamó, sin yo saberlo, a anunciar a los “pobres la buena noticia”. Cada vez que me iba de misiones mi corazón deseaba seguir haciéndolo toda mi vida. A los 18 años me vine a vivir a España y mis inquietudes, proyectos, alegrías, morían en el avión.
Tú nunca estarás solo
Para poder explicar un poco lo que la RCC ha supuesto para mí en mi camino hacia y en el sacerdocio me tengo que remontar a mi adolescencia y juventud. Yo nací en México y viví ahí hasta los 18 años. Durante ese tiempo yo participaba en los grupos de catequesis de una parroquia. La mayoría de las parroquias en mi zona tienen muy interiorizada la alabanza, la oración, etc. Es como decir que la RCC está en cada parroquia pero sin llamarse así. (Espero haberme explicado)
Cuando llegue a España todo era más seco, frio, formal, etc. Yo anhelaba la alabanza y alegría de la fe de mi país de origen. Hice mi carrera y comencé el seminario. En el seminario en el primer año que estuve tuve un desierto difícil y durante las Jornadas de Oración por las Vocaciones, baje al turno de la RCC por curiosidad. No puedo decir con certeza qué paso, ni quien hablaba, pero la chica que estaba orando acrecentó en mi la fe, y superé ese bache.