Testimonio de Luis María, seminarista de 5º año
“Hemos conocido y creído en el Amor que Dios nos tiene” (1 Jn 4,16)
Me han pedido que cuente mi experiencia en el Retiro de Sacerdotes que tuvo lugar en la casa “Cristo Rey” entre los días 8 y 13 de julio. Considero que es un regalo poderlo hacer, porque yo aún no soy sacerdote. Soy seminarista en Madrid y puedo decir que he sido testigo del paso de Dios por la vida de todos los que estuvimos en esa casa, tanto sacerdotes como laicos.
El Retiro fue predicado por el padre Alberto Linero, cuyas enseñanzas tuvieron como centro al sacerdote como “servidor de la alegría”, y puedo decir que han venido a recordar por qué el Señor llama a entregar la vida por el Pueblo de Dios. Servidores de una alegría que ha de contagiarse al mundo entero, empezando por aquellos que tenemos más cerca de nosotros: nuestras parroquias, seminarios, grupos de oración, etc.
He vivido estos días como un pequeño Cenáculo, donde todos perseveraban unánimente en la oración y en la fracción del pan (cfr. Hch 4,42), viviendo la fraternidad sacerdotal muy de cerca. He podido palpar el amor que Dios tiene por sus sacerdotes y cuánta es la necesidad de rezar por las vocaciones. Los momentos de adoración y la Eucaristía han sido claves en este retiro, porque Él se ha hecho muy presente.
Puedo decir que ha sido un momento de Gracia muy fuerte en mi vida. Llegué al retiro bastante cargado de cosas en mi “mochila”: el curso terminado, la gente que me pedía oraciones, la familia, etc. Dios cogió todas esas cosas desde el primer día y quiso que disfrutara de su compañía, que volviese al amor primero. Han sido unos días de volver a experimentar el día en que fui llamado a entrar en el Seminario y redescubrir la belleza de la Liturgia de las Horas, así como enamorarme de la Eucaristía
Agradezco infinitamente al Ministerio Nacional de Sacerdotes todas las atenciones. Encontrar a Jesucristo sirviendo es un regalo que no se tiene todos los días. Por último, pido oraciones por todos los seminaristas de España, para que nunca pierdan ese Amor que nos ha llamado a dejarlo todo y seguirle.
¡Gloria a Dios!
Luis María Hourcade Bueno