Miércoles 8 de febrero
LO DE DENTRO DEL HOMBRE
Dios no nos mira como los hombres, que se fijan tanto en lo exterior: el cuerpo, el traje, el peinado, las joyas y la ostentación... Dios mira principalmente al interior de la persona: sus dones interiores o sus imperfecciones y pecados, que no se ocultan a sus ojos por muy secretos que sean.
De dentro del hombre salen la adhesión a la fe y a la persona de Cristo la conversión a Dios y la apertura al Espíritu Santo y a sus dones, Pero de dentro del ser humano salen también los odios, los malos propósitos, las fornicaciones, los robos, los homicidios y crímenes, las injusticias, la difamación y la frivolidad (Mc 7,21), la falta de perdón. Necesitamos liberación de nuestros males interiores para agradar a Dios, “Señor Jesús: Tú eres nuestro gran libertador. Líbranos del mal que nos brota de dentro y que nos destruye. Libera a los que están sometidos al odio, al crimen, al alcoholismo y a la droga, a la lujuria y al mal de todo tipo. Transforma nuestro interior a tu imagen de santidad y justicia.
Es importante saber combatir el mal con el bien. Fue Dios quien creó al hombre libre, infundiéndole un aliento de vida (Gn 2,7) con capacidad de conocer el bien y el mal. Dios trazó un camino al hombre para que le sirviese y le dio un mandato de no comer del árbol del bien y del mal (Gn 2,17) para librarse de la muerte. Este es el riesgo del hombre: poder usar mal su libertad interior y apartarse de los preceptos del Señor.
¡Glorificado seas, Dios nuestro, en los hombres que te obedecen y no permiten que el mal anide en su interior! ¡Glorificado seas, Señor, en todos aquellos que Tú has purificado por dentro y usan su libertad para alabarte, adorarte y servirte con todo su corazón!
“El Pan de la Palabra dánosle hoy” Ciclo A - Ceferino Santos S.J.