Domingo 10 de enero
Domingo 1º después de Epifanía
Bautismo del Señor
BAUTIZADOS EN EL ESPÍRITU
Jesús es el supremo bautizado y el Ungido plenamente por el Espíritu de Dios. Juan Bautista lo vio de una manera sensible, cuando el Espíritu bajó sobre Cristo en forma de paloma (Mc 1,10). Dios ha puesto sobre Jesús su Espíritu (Is 42,1) con plenitud de dones, porqué Él es el Hijo de Dios y el que ha de comunicar su Espíritu a los creyentes.
Cristo fue ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo (Hch 10,38) para abrir con esa fuerza divina los ojos a los ciegos, sacar a los cautivos de la prisión (Is 42,7) e implantar el derecho en la tierra (Is 42,4). Con su Espíritu Jesús nos bañará con el agua purificadora del bautismo y nos ofrecerá gratuitamente el agua que salta hasta la vida eterna: "Todos los sedientos, id a por agua..." (Is 55,1). Por medio de su Espíritu Dios hará un pacto nuevo con nosotros y sellará una alianza perpetua (Is 55,3). Por el Espíritu descubriremos los excelsos caminos de Dios, que están tan por encima de los nuestros (Is 55,9), y sus palabras se realizarán en nosotros (Is 55,11).
Cristo, al ser bautizado en el Jordán, nos bautiza a todos con Él. Somos sumergidos en la muerte de Cristo por el bautismo para resucitar a su nueva vida: la vida del Espíritu. Somos formados a imagen de Jesucristo, ungidos con su Espíritu, purificados y hechos hijos amados de Dios: "Tú eres mi hijo amado" (Mc 1,11).
Llénanos de tu vida, Señor; haznos testigos tuyos ante el mundo. Cámbianos y transfórmanos a tu imagen en hijos adoptivos del Padre y en pueblo de hermanos unidos, que se aman. Bautiza con tu Espíritu a todas las gentes para que renazcan a la vida del Espíritu.
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo B - Ceferino Santos S.J.