Martes 6 de abril
Martes de la Octava de Pascua
SEÑOR Y MESÍAS
Cristo resucitado es el verdadero "Señor y Mesías" (Hch 2,36) y el verdadero "Maestro" (Jn 20,16). El Padre la ha constituido Señor de todo: de la vida y de la muerte, de los hombres y de los ángeles, de la eternidad y de la historia.
Cuando nuestros labios confiesan que Jesús es el Señor (Rm 10,9), nuestra salvación ha comenzado. Uno mismo es el Señor de todos (Rm 10,12), generoso con los que le aceptan como Jefe y como Dueño. Necesitaremos la ayuda del Espíritu Santo para poder proclamar que Jesús es nuestro Señor (1 Co 12,3) y para vivir sometidos a su señorío.
Como Jesús es el Mesías (Lc 4,18) y el Ungido de Dios, al aceptarlo como Señor, recibimos su unción y su Espíritu (2 Co 1,21-22). Por Cristo resucitado se nos da la promesa anunciada por San Pedro: "Recibiréis el Espíritu Santo" (Hch 2,38). En un día tres mil personas entregaron sus vidas a Cristo y recibieron el Espíritu Santo (Hch 2,41).
El camino de Dios sigue siendo el mismo: convertirnos y entregar a Cristo nuestras vidas, bautizarnos en el nombre de Jesús para el perdón de los pecados y recibir el Espíritu Santo (Hch 2,38). Dios no ha hecho muy complicado su camino de vida y de salvación. Por eso está al alcance de todos, los sencillos y los sabios.
María Magdalena supo reconocer y aceptar a Jesús como su Señor: "Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto" (Jn 20,13). María quiere un encuentro y una relación Íntima con su Señor Jesús y de Él aprende como de su Maestro (Jn 20,16) y le obedece como a su Señor: "Ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" (Jn 20,18).
Con tus apóstoles y con María de Magdala Te llamamos Maestro y Señor, y con razón, pues lo eres (Jn 13,13). Manda, Jesús, como Dueño en toda nuestra persona, en nuestros pensamientos, palabras y decisiones, que sometemos a Ti. Sigue enseñándonos como Maestro para que conozcamos mejor tu Persona y tu querer con la luz de tu Santo Espíritu, y haz que aprendamos con gozo cómo se sube a tu Padre y nuestro Padre, a tu Dios y nuestro Dios.
"Yo estoy en el centro de la vida y de la historia. Yo soy vuestro único Señor. Reconoced mi poder y mi dominio sobre todo. Quiero cambiar a los rebeldes en discípulos míos, a los pecadores en santos y testigos de mi amor".
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo B - Ceferino Santos S.J.