Domingo 19 de junio
Domingo de la 12ª Semana
EL CUERPO DE CRISTO
EL BANQUETE DE LA DIVINIDAD
Melquisedec, sacerdote del Altísimo, ofrece a Dios y a Abrahán, que regresa victorioso y cansado de la batalla, un pan y un vino terrenos, que le conforten (Gn 14,18). Cristo ofrece a la multitud hambrienta, que le sigue en el desierto, la multiplicación de unos panes y unos peces (Lc 9,16), para que coman y se sacien en un banquete improvisado y milagroso.
Pero el verdadero banquete que Cristo nos prepara es el de su propio Cuerpo y el de su preciosa sangre: "Partió el pan y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía" (1 Co 11,24). Y, en memoria de Cristo, continuamos su banquete en cada eucaristía ... ¡Oh, Cuerpo de Cristo, alimento de ángeles y de hombres: sácianos!
En cada comunión, oh Jesús, comimos tu cuerpo y tu divinidad y nos saciamos del pan de tu divinidad. En el eterno Banquete de la patria celeste nos alimentaremos y nos saciaremos del alimento de tu Divinidad, manjar de sabores innumerables.
Comimos en comunidad Contigo y contigo nos hicimos uno en nuestras "comuniones", y Tú fuiste nuestra Cabeza y nosotros tu cuerpo. Y Tú nos hiciste uno con los hermanos, que te comían y te comulgaban. A pesar de las separaciones de kilómetros, éramos todos uno en tu Cuerpo de amor.
Cada vez que Te comemos, proclamamos tu muerte (1 Co 11,26), pero también proclamamos tu encarnación y tu nacimiento, tu resurrección y tu gloria, tu vida y tus milagros.
Proclamamos tu Persona divina y tu Cuerpo místico: tu unión con nosotros y con los demás creyentes a través de tu maravillosa Eucaristía: Cuerpo de Cristo y pan y vino del cielo para nosotros caminantes.
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C (Ceferino Santos S.J.)