Jueves 4 de agosto
SEÑORÍO TOTAL DE DIOS
El Señor es el único dueño de todo lo creado. Es dueño hasta de los demonios, que presumen de su independencia, y los expulsa de los poseídos y no deja que el poder del infierno prevalezca sobre su Iglesia (Mt 16,18). Tiene poder sobre el pecado para retenerlo perdonarlo (Mt 16,19) y sobre la vida y sobre la muerte.
Es dueño de la casa de Israel y de la de Judá y hace con ellos una alianza nueva (Jr 31,31). Dios es dueño de los bienes materiales y quiere que los pongamos a su disposición (2 Co 9,6). Él nos da también los bienes espirituales y "multiplicará la cosecha de vuestra caridad" (2 Co 9,10). Son suyos y no nuestros. Con ellos queremos servir a Dios como Señor.
El mayor don natural es la vida. Morir a nosotros mismos es vivir para Dios. Nuestra sangre también es suya. Al dar la vida por Cristo ganamos la vida eterna: la vida de Dios en nosotros (Jn 12,25). Hacemos un trato maravilloso con Cristo: le devolvemos nuestra vida para estar con Él y en Él, y se nos da como vida eterna.
¡Gracias, Señor, por tu dominio sobre nosotros! Ejércelo; somos tuyos y esto es nuestra bendición y nuestra vida. ¡Alabado seas sobre todo lo nuestro, tuyo!
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C (Ceferino Santos S.J.)