Encuentro del Equipo Nacional y los responsables de los ministerios y servicios
Por mucho que seamos familia, si nunca nos vemos ni hablamos, no tendremos casi nada en común. En la gran familia de la Renovación, el Señor está haciendo su obra en cada grupo y en cada ministerio. Por eso, de vez en cuando, necesitamos encontrarnos para compartir nuestro momento actual y buscar juntos la dirección que Espíritu quiere para el próximo paso. Eso sucedió el sábado 16 de enero a través de las pantallas que, a día de hoy, son las ventanas que la tecnología abre para nuestro encuentro.
Todas nuestras reuniones empiezan levantando la mirada a Dios, alabándole, invocando al Espíritu Santo, escuchando su Palabra. Cuando el corazón está abierto y la mente relajada, estamos en disposición de reconocer que todos vamos en la misma barca, llamados por Jesús a pescar y bien seguros de que es su presencia la que da la pesca. Así que empieza el compartir de cada ministerio y servicio nacional.
Estuvieron presentes los ministerios nacionales de niños, jóvenes, alabanza e intercesión, además de los servicios de formación y sacerdotes y nuestra revista Nuevo Pentecostés. Cada responsable expuso cómo se han tenido que adaptar a la nueva situación y cómo el Espíritu siguió inspirando ideas para servir a los hermanos: desde encuentros on line para rezar, aprender o compartir hasta la creación de grabaciones para potenciar la alabanza al Señor.
Por medio de esta jornada hemos visto con claridad que la RCCE sigue viva, muchos hermanos están respondiendo con fidelidad a su compromiso con el Señor y, como siempre, Él devuelve el ciento por uno. Queríamos escuchar al Señor y no ha hablado de seguir caminando verdaderamente unidos y de aceptar este tiempo de desierto como parte de su plan de amor. Quedan especialmente abiertos los canales de comunión de todos los ministerios y servicios con el equipo nacional por medio de los enlaces que este tiene con cada uno de ellos.
Con todas estas reflexiones terminamos nuestro día de encuentro de familia, alegres, animados, dispuestos a seguir navegando juntos y con todos los hermanos de la Renovación… ¡rumbo a la santidad!